martes, 1 de octubre de 2013

LESIONES DE RODILLA


Las lesiones de rodilla más habituales son las siguientes:



Esguince: uno o varios ligamentos han sufrido un estiramiento excesivo debido a un retorcimiento o una tracción; es posible que el ligamento esté desgarrado o roto.
- Distensión: un tendón o un músculo han sufrido un estiramiento excesivo. 
Daño en el cartílago de la rodilla: el cartílago es un disco con forma de media luna llamado menisco y actúa como "amortiguador" de la rodilla.
- Desgaste por uso excesivo: suele aparecer en las personas practican el ejercicio de correr
  La articulación de la rodilla se compone de hueso, cartílago, ligamentos y líquidos. Los músculos y los tendones ayudan a que la rodilla se mueva en su articulación. Cuando alguna de estas estructuras se lastima o se enferma, surgen los problemas con la rodilla. Los problemas con la rodilla pueden provocar dolor y dificultades para caminar.
Lesiones de los ligamentos de la rodilla:

  Los ligamentos conectan los huesos entre sí. Los ligamentos exteriores de la rodilla, llamados ligamento lateral interno  y ligamento lateral externo, son los que aportan estabilidad a la rodilla y limitan los movimientos laterales.
- El ligamento lateral externo es parecido a un cordón fino y fuerte que se encuentra en la cara exterior de la rodilla y conecta la parte inferior del fémur con la parte superior del peroné (uno de los huesos de la parte inferior de la pierna). Son raras las lesiones de este ligamento por sí solo, pero puede ser necesario repararlo si se tienen dañados otros ligamentos.
- El ligamento lateral interno se encuentra en la cara interna de la rodilla y se tensa al estirar la pierna. Es un ligamento fuerte, pero puede sufrir un esguince o romperse por completo (desgarrarse) si se retuerce la pierna cuando está estirada y, al mismo tiempo, recibe un golpe lateral, como ocurre durante los placajes jugando al rugby o cuando en el fútbol el pie queda fijo en el suelo y la rodilla gira. 

  Las lesiones de los ligamentos laterales interno y externo pueden clasificarse del siguiente modo: 

Grado 1: esguince sin desgarro del ligamento.
Grado 2: desgarro parcial del ligamento.
Grado 3: desgarro total del ligamento.

  Los ligamentos interiores de la rodilla se llaman ligamento cruzado anterior y ligamento cruzado posterior

. El ligamento cruzado anterior cruza por delante del ligamento cruzado posterior. Estos ligamentos aportan estabilidad a la rodilla cuando ésta adopta distintas posiciones, en especial en los movimientos hacia adelante y hacia atrás de la articulación de la rodilla.
  Los demás tejidos blandos que rodean la rodilla también pueden lesionarse. Por "tejido blando" se entiende cualquier tejido del cuerpo, distinto del hueso. 
  Si se practica un deporte que conlleva retorcer el muslo mientras se tiene el pie apoyado en el suelo, el cartílago de la rodilla puede sufrir un desgarro. Con la edad, el cartílago se desgasta (se degenera) progresivamente, por lo que es más fácil que se desgarre incluso con una lesión muy leve.
  El uso excesivo de la rodilla también puede causar el desgarro del tendón rotuliano, que es el que conecta la rótula con el cuádriceps.
Las lesiones pueden deberse a diversas causas:
- Si la rodilla recibe un golpe o se mueve más allá de su rango de movimiento habitual, por ejemplo, a raíz de una caída o un mal apoyo. 
- Si se practica un deporte que combina carrera, saltos y paradas con cambios bruscos de dirección, como el fútbol.
- Si se sufre un trastorno como artrosis (osteoartritis) o gota, o se padece sobrepeso.
- Si la rodilla sufre un golpe contra el salpicadero del coche en un accidente de tráfico.
Sus síntomas pueden ser:
  La mayoría de las lesiones de los ligamentos son similares, independientemente de cuál sea el ligamento dañado. Entre otros, pueden observarse los siguientes:

- Dolor
- Hinchazón
- Inestabilidad: puede notar que la rodilla cede o que se queda bloqueada.

  Al producirse la lesión, podría tener la sensación de que se ha producido un estallido o un chasquido, incluso puede oír un chasquido. Asimismo, es posible que no pueda sostenerse bien sobre la pierna afectada ni apoyar todo su peso sobre ella.

  Si se lesiona el cartílago de la rodilla, no notará ningún dolor directo, pero puede que la hinchazón que seguirá a la lesión sí le provoque algo de dolor o molestias. El dolor puede manifestarse tanto en el interior como en el exterior de la articulación de la rodilla (dependiendo de la zona de la rodilla en la que se encuentre el cartílago dañado) y es posible que observe cierta hinchazón. 

Si observa alguno de estos síntomas, consulte con su médico de cabecera, un fisioterapeuta o un traumatólogo.
Su tratamiento:
Dependerá de la lesión y la gravedad de la misma

Autotratamiento

- Protección. Proteja la lesión para que no sufra más daños.
- Reposo. Deje reposar la rodilla lesionada durante los dos o tres primeros días. Transcurrido este tiempo, reanude los movimientos para no perder demasiada fuerza muscular. 
- Hielo Aplique una compresa fría, por ejemplo hielo o una bolsa de guisantes congelados envueltos en una toalla, para reducir la hinchazón y los hematomas. No aplique el hielo directamente sobre la piel, ya que podría provocarle heridas.
- Compresión. Comprima la articulación vendándola para un mejor apoyo de la zona lesionada y para reducir la hinchazón. 
- Elevación. Eleve la rodilla, apoyándola a una altura superior a la del corazón. 

  Ciertas prácticas deberían evitarse durante los tres primeros días tras la lesión, con el fin de evitar otros daños a la rodilla. Pueden recordarse con la palabra inglesa HARM, que significa "daño" y cuyas letras corresponden a lo siguiente.

Calor . Se incluye bañarse con agua caliente o usar bolsas de calor.
Alcohol. El consumo de alcohol puede aumentar la hemorragia y la hinchazón en la zona afectada.
- Correr
 u otras formas de ejercicio.
Masajear la rodilla lesionada. Puede aumentar la hinchazón o la hemorragia. 

  Es posible que tenga que utilizar muletas o llevar una rodillera para asegurarse de que no apoya peso en la rodilla afectada.

Medicamentos:
  Puede comprar analgésicos, como el paracetamol o el ibuprofeno, para tratar el dolor leve a moderado. Si el dolor es agudo, el médico de cabecera puede recetar analgésicos más fuertes. Además de aliviar el dolor, los analgésicos pueden ayudar a reducir la inflamación y la hinchazón. Lea siempre la información para el paciente que se incluye con el medicamento y, en caso de dudas, pregunte al farmacéutico o al médico.

Fisioterapia:

  Si la lesión que padece es más grave o compleja, el médico de cabecera puede remitirle a un fisioterapeuta (un profesional sanitario especializado en el movimiento y la movilidad). También puede optar por consultar con un fisioterapeuta directamente. El fisioterapeuta preparará un programa de ejercicios de rehabilitación que fortalecerán gradualmente la rodilla y estirarán los músculos. Los ejercicios variarán en función del tipo de lesión y de su gravedad. Además, el fisioterapeuta puede utilizar varias técnicas para acelerar la curación de la rodilla.

  En algunos casos se emplean rodilleras para dar mayor soporte a la rodilla durante la rehabilitación, normalmente en las lesiones graves.

Cirugía:

  En algunas circunstancias, es posible que sea necesario intervenir al paciente para reparar una lesión de la rodilla, sobre todo en los casos siguientes:

- Si existe rotura del ligamento lateral externo. 
- Si se ha dañado el ligamento cruzado anterior y la persona afectada practica mucho deporte o además padece un desgarro en el cartílago o el ligamento colateral medial: puede ser necesaria una operación de reconstrucción, que conlleva preparar un injerto de tendón (por regla general, a partir de la rótula) para sustituir el ligamento dañado.
- Si están dañados más de un ligamento o tejido de la rodilla.
- Si existe desgarro del tendón rotular.
- Si la rodilla sigue doliendo o se bloquea después de haber sufrido una lesión del menisco.
En algunos casos se puede prevenir con:

- Dedique entre cinco y diez minutos a calentar antes de hacer ejercicio para aumentar el flujo sanguíneo hacia los músculos y reducir las posibilidades de sufrir una lesión. Muchos profesionales deportivos aconsejan estirar los músculos después del calentamiento y de nuevo tras el enfriamiento. No obstante, no se ha demostrado que los estiramientos antes o después del ejercicio proporcionen beneficio alguno en estos casos.
- Practique ejercicio con frecuencia para mantenerse en forma. De este modo, tendrá los músculos más fuertes y podrán aportar un mejor apoyo a las articulaciones, incluidas las rodillas. Si lleva un tiempo sin practicar ninguna actividad, comience con suavidad y aumente la intensidad de forma gradual. 

1 comentario:

  1. Aunque la terapia se ha vuelto más tolerable y las tablas de FDC una vez al día han facilitado el cumplimiento del tratamiento prescrito, aún requiere que los pacientes tomen sus medicamentos regularmente para lograr una supresión viral sostenida. Cuando la adherencia al tratamiento es inadecuada y, por lo tanto, no se suprime la replicación, pero el Dr. itua prometió y cumplió lo prometido cuando dijo que compartiré su trabajo con personas que sufren de Infertilidad, Herpes, Hepatitis A / B, Fibroide, VIH / SIDA Enfermedad de Alzheimer Artritis Diabetes Inflamotismo Hígado / Riñón Fibromialgia Enfermedad de Parkinson. He leído muchos testimonios en línea de Jesus McKinney, Achima Abelard y Tara Omar sobre cómo los curó el Dr. Itana con su medicina herbal. Me puse en contacto con él. en el correo electrónico drituaherbalcenter@gmail.com luego hablamos sobre whatsapp +2348149277967, él me dio instrucciones sobre cómo beberlo durante dos semanas y luego, después de beberlo durante dos semanas, me hice una prueba y luego descubrí que estaba curado del VIH, le agradezco También puedo enviarle un poco de dinero para que lo aprecie. Póngase en contacto con este gran médico de hierbas si está enfermo.

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