La cirrosis es un conjunto de cicatrices en el hígado. El tejido cicatricial se forma por lesiones o enfermedades prolongadas. Este tejido no puede hacer lo que hace el tejido hepático sano: producir proteínas, ayudar a combatir las infecciones, limpiar la sangre, ayudar a digerir los alimentos y almacenar energía.
La cirrosis puede llevarte a:
-Formación de moretones o hematomas, sangrado o sangrado de la nariz
-Hinchazón del abdomen o las piernas
-Sensibilidad adicional a las medicinas
-Aumento de la presión en la vena que entra al hígado
-Venas dilatadas en el esófago y el estómago que pueden sangrar inesperadamente
-Insuficiencia renal
-Ictericia
-Picazón fuerte
-Piedras en la vesícula
Un hígado sano es capaz de regenerar la mayoría de sus propias células cuando se dañan. En la cirrosis en etapa terminal, el hígado no puede sustituir eficazmente las células dañadas. Se necesita un hígado sano para la supervivencia.
La cirrosis es la doceava causa de muerte por enfermedad, causando 27,000 muertes por año. La afección afecta con un poco más de frecuencia a los hombres que a las mujeres.
La cirrosis no es causada por trauma de hígado u otras causas de daño agudo o de corto plazo. Generalmente, años de lesión crónica son necesarios para causar la cirrosis.
Enfermedad hepática relacionada con el alcohol. La mayoría de las personas que consumen alcohol no sufren daño hepático. Pero el consumo abundante de alcohol durante varios años puede causar una lesión crónica en el hígado. La cantidad de alcohol necesaria para provocar daño hepático varía mucho de una persona a otra. En el caso de las mujeres, consumir de dos a tres tragos (incluidos la cerveza y el vino) por día y en el caso de los hombres, de tres a cuatro tragos por día, puede provocar daño hepático y cirrosis. En el pasado, la cirrosis relacionada con el alcohol causaba más muertes que la cirrosis provocada por cualquier otra causa. Las muertes que son consecuencia de la cirrosis relacionada con la obesidad están aumentando.
Hepatitis C crónica. El virus de la hepatitis C es una infección hepática que se transmite por contacto con la sangre de una persona infectada. La hepatitis C crónica provoca inflamación y daño al hígado que con el tiempo puede causar cirrosis.
Hepatitis B y D crónicas. El virus de la hepatitis B es una infección hepática que se transmite por contacto con la sangre, semen u otro fluido corporal de una persona infectada. La hepatitis B, como la hepatitis C, provoca inflamación y lesiones al hígado que pueden provocar la cirrosis. La vacuna contra la hepatitis B se les administra a todos los bebés y a muchos adultos para prevenir el virus. La hepatitis D es otro virus que infecta el hígado y puede provocar cirrosis, pero sólo se presenta en personas que ya tienen hepatitis B.
Enfermedad de hígado graso no alcohólica. En la enfermedad de hígado graso no alcohólica (nonalcoholic fatty liver disease, NAFLD por sus siglas), se provoca un aumento de la grasa en el hígado que finalmente causa la cirrosis. Esta enfermedad hepática cada vez más común está asociada con la obesidad, la diabetes, la desnutrición proteica, la enfermedad de las arterias coronarias y los medicamentos corticoesteroides.
Hepatitis auto inmune. Esta forma de hepatitis es causada por un ataque del sistema inmunitario del cuerpo a las células del hígado, lo que provoca inflamación, daño y finalmente cirrosis. Los investigadores creen que hay factores genéticos que pueden hacer que algunas personas sean más propensas a las enfermedades autoinmunes. Alrededor de un 70 por ciento de las personas con hepatitis autoinmune son mujeres.
Enfermedades que dañan o destruyen las vías biliares. Varias enfermedades pueden dañar o destruir las vías por donde se transporta la bilis desde el hígado, lo que provoca el reflujo de la bilis en el hígado y cause cirrosis. En los adultos, la afección más común de esta categoría es la cirrosis biliar primaria, enfermedad en la que las vías biliares se inflaman y se dañan y, finalmente, desaparecen. La cirrosis biliar secundaria puede presentarse si las vías se atan o lesionan por error durante una cirugía de vesícula biliar. La colangitis esclerosante primaria es otra afección que provoca daño y cicatrices en las vías biliares. En los bebés, el síndrome de Alagille o la atresia biliar, afecciones en las que las vías no existen o están lesionadas, comúnmente provocan daño a las vías biliares.
Enfermedades hereditarias. La fibrosis quística, el déficit de alfa-1-antitripsina, la hemocromatosis, la enfermedad de Wilson, la galactosemia y las glicogenosis son enfermedades hereditarias que interfieren con la forma en que el hígado produce, procesa y almacena enzimas, proteínas, metales y otras sustancias que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente. Estas afecciones pueden causar cirrosis.
Medicamentos, toxinas e infecciones. Otras causas de cirrosis pueden ser las reacciones a medicamentos, la exposición prolongada a químicos tóxicos, las infecciones parasitarias y los ataques repetidos de insuficiencia cardíaca con congestión del hígado.
¿Como se diagnostica ?
Generalmente se basa en la presencia de un factor de riesgo para cirrosis, como por ej: el consumo de alcohol o la obesidad, y se confirma mediante exámenes físicos, pruebas de sangre e imágenes. El médico preguntará acerca de la historia médica y los síntomas de la persona y realizará un examen físico completo para buscar signos clínicos de la enfermedad. Por ejemplo, en el examen abdominal, el hígado puede sentirse duro o agrandado con signos de ascitis. El médico indicará pruebas de sangre que pueden resultar útiles para evaluar el hígado y aumentar la sospecha de cirrosis.
Para ver en el hígado signos de aumento de tamaño, flujo sanguíneo reducido o ascitis, el médico puede indicar una tomografía computarizada (TC), una ecografía, una resonancia magnética (RM) o una gammagrafía del hígado. El médico puede observar el hígado directamente introduciendo un laparoscopio en el abdomen. El laparoscopio es un instrumento que tiene una cámara que transmite imágenes a un monitor.
El diagnóstico de cirrosis se puede confirmar mediante una biopsia de hígado, pero no siempre resulta necesaria. Generalmente, la biopsia se realiza si el resultado puede tener un impacto sobre el tratamiento. La biopsia se realiza mediante la introducción de una aguja entre las costillas o en una vena en el cuello. Se toman precauciones para minimizar las molestias. Se examina una pequeña muestra de tejido hepático con un microscopio para buscar cicatrices u otros signos de cirrosis. A veces, durante la biopsia se encuentra una causa de daño hepático que no es cirrosis.
¿Sus síntomas son?
No siempre los pacientes presentan síntomas en las primeras etapas de la enfermedad. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, la persona puede experimentar diversos síntomas:
- Debilidad
- Fatiga
- Pérdida del apetito
- Náuseas
- Vómitos
- Pérdida de peso
- Dolor abdominal e hinchazón cuando se acumula líquido en el abdomen
- Picazón
- Vasos sanguíneos en forma de araña cerca de la superficie de la piel
Otras complicaciones son:
Si la función hepática se deteriora, puede presentar una o más complicaciones. Algunas pueden ser los primeros signos de la enfermedad.
Edema y ascitis. Cuando el daño hepático pasa a una etapa avanzada, se acumula líquido en las piernas, llamado edema, y en el abdomen, llamado ascitis. La ascitis puede provocar peritonitis bacteriana, que es una infección grave.
Moretones y hemorragias. Cuando se detiene o enlentece la producción de proteínas necesarias para la coagulación sanguínea por parte del hígado, la persona sufre moretones o hemorragias fácilmente.
Hipertensión portal. Normalmente, la sangre se transporta desde los intestinos y el bazo al hígado a través de la vena porta. Pero la cirrosis enlentece la circulación normal de la sangre, lo que aumenta la presión en la vena porta. Esta afección se llama hipertensión portal.
Várices esofágicas y gastropatía. Cuando se presenta la hipertensión portal, puede provocar vasos sanguíneos agrandados en el esófago, llamados várices, o en el estómago, llamado gastropatía, o ambos. Los vasos sanguíneos agrandados tienen más probabilidades de reventarse debido a paredes delgadas y al aumento de presión. Si se revientan, pueden provocar hemorragias graves en el esófago o en la parte superior del estómago, lo cual requerirá atención médica inmediata.
Esplenomegalia. Cuando se presenta la hipertensión portal, con frecuencia el bazo se agranda y retiene glóbulos blancos y plaquetas, disminuyendo el número de estas células en la sangre. Una baja cantidad de plaquetas puede ser la primera prueba de que una persona padece cirrosis.
Ictericia. La ictericia se presenta cuando el hígado enfermo no elimina suficiente bilirrubina de la sangre, lo que provoca una coloración amarillenta de la piel y en el blanco de los ojos, y oscurecimiento de la orina. La bilirrubina es el pigmento que le da a la bilis el color amarillo rojizo.
Cálculos biliares. Si la cirrosis no permite el flujo libre de la bilis desde y hacia la vesícula biliar, la bilis se endurece y se forman cálculos biliares.
Sensibilidad a medicamentos. La cirrosis enlentece la capacidad del hígado de filtrar medicamentos de la sangre. Cuando esto ocurre, los medicamentos actúan por más tiempo de lo normal y se acumulan en el cuerpo. Esto provoca una mayor sensibilidad de la persona a los medicamentos y a sus efectos secundarios.
Encefalopatía hepática. Si el hígado falla, no puede eliminar toxinas de la sangre y finalmente éstas se acumulan en el cerebro. La acumulación de toxinas en el cerebro, llamada encefalopatía hepática, puede provocar una disminución del funcionamiento mental y coma. Los signos de disminución del funcionamiento mental incluyen confusión, cambios de personalidad, pérdida de la memoria, problemas de concentración y cambio en los hábitos de sueño.
Resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. La cirrosis provoca resistencia a la insulina, una hormona producida por el páncreas que le permite al cuerpo usar la glucosa como energía. Con la resistencia a la insulina, los músculos y grasas del cuerpo así como las células del hígado no usan la insulina adecuadamente. El páncreas intenta satisfacer la demanda de insulina produciendo más, pero el exceso de glucosa se acumula en el torrente sanguíneo y causa la diabetes tipo 2.
Cáncer de hígado. El carcinoma hepatocelular es un tipo de cáncer de hígado que puede presentarse en las personas con cirrosis. El carcinoma hepatocelular tiene una tasa de mortalidad alta, pero hay varias opciones de tratamiento disponibles.
Otros problemas. La cirrosis puede causar disfunción del sistema inmunitario, lo que provoca riesgo de infección. La cirrosis también puede causar insuficiencia renal y pulmonar, conocidas como síndrome hepatorrenal y síndrome hepatopulmonar.
¿Como se trata?
Terapias médicas específicas pueden aplicarse a muchas enfermedades del hígado en un esfuerzo para disminuir los síntomas y prevenir o impedir el desarrollo de la cirrosis. Ejemplos de estos tratamientos incluyen los siguientes:
- Prednisona y azatioprina - para la hepatitis autoinmune
- Interferón y otros agentes antivirales - para la hepatitis B y C
- Flebotomía - para la hemocromatosis
- Ácido ursodeoxicólico - para la cirrosis biliar primaria
- Trientine y zinc - enfermedad de Wilson
- Una vez que desarrolla cirrosis, tratamiento está dirigido a la gerencia de complicaciones que
- Surgen. Los ejemplos incluyen los siguientes:
El síndrome hepatorrenal - función renal generalmente recupera a los pacientes cuando con cirrosis y del síndrome hepatorrenal, se someten a trasplante hepático; los pacientes con síndrome hepatorrenal temprano pueden ser rescatados por la agresiva expansión de volumen intravascular con albúmina y plasma fresco congelado y por la evitación de los diuréticos
Encefalopatía hepática - el tratamiento farmacológico incluye la administración de antibióticos y lactulosa
Ascitis - el tratamiento puede incluir restricción de sodio y el uso de diuréticos, paracentesis de gran volumen y derivaciones (Peritoneovenosa, portosistémica transyugular portosistémica intrahepática)
Aunque la terapia se ha vuelto más tolerable y las tablas de FDC una vez al día han facilitado el cumplimiento del tratamiento prescrito, aún requiere que los pacientes tomen sus medicamentos regularmente para lograr una supresión viral sostenida. Cuando la adherencia al tratamiento es inadecuada y, por lo tanto, no se suprime la replicación, pero el Dr. itua prometió y cumplió lo prometido cuando dijo que compartiré su trabajo con personas que sufren de Infertilidad, Herpes, Hepatitis A / B, Fibroide, VIH / SIDA Enfermedad de Alzheimer Artritis Diabetes Inflamotismo Hígado / Riñón Fibromialgia Enfermedad de Parkinson. He leído muchos testimonios en línea de Jesus McKinney, Achima Abelard y Tara Omar sobre cómo los curó el Dr. Itana con su medicina herbal. Me puse en contacto con él. en el correo electrónico drituaherbalcenter@gmail.com luego hablamos sobre whatsapp +2348149277967, él me dio instrucciones sobre cómo beberlo durante dos semanas y luego, después de beberlo durante dos semanas, me hice una prueba y luego descubrí que estaba curado del VIH, le agradezco También puedo enviarle un poco de dinero para que lo aprecie. Póngase en contacto con este gran médico de hierbas si está enfermo.
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